La Bestia

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¿Quién inventa las metáforas prodigiosas del habla cotidiana, las que usa todo el mundo sin apreciar su potencia poética, su rareza, sus audacias expresivas? En el camino de Guadalajara hacia el aeropuerto, una autopista interrumpida por semáforos ocasionales y monstruosos atascos, el coche se detiene y nos rodean inmediato personas que piden limosna o que venden cosas, jugándose la vida entre el tráfico, algunos con caras pintadas como de payasos, otros ofreciendo cosas menudas de plástico, pilas, bolsas de comida, refrescos. El conductor me explica que todos son emigrantes centroamericanos, y haciendo un gesto hacia el lateral de la autopista me dice: “Hay tantos por aquí porque esa es la estación de la Bestia”.

Ya he oído ese nombre otras veces, dicho con toda normalidad en las conversaciones mexicanas, pero esta vez me sobrecoge más, porque la Bestia está aquí al lado, en algún lugar de este desorden de naves industriales, talleres pobres, centros comerciales: la Bestia es el tren de mercancías que atraviesa América Central y México y llega al otro lado de la frontera de Estados Unidos; es el tren al que se suben los fugitivos de la pobreza y la violencia de esos países, jugándose la vida, los que corren el peligro de caerse del techo y matarse, o sufrir una amputación, o ser asaltados y asesinados por esos bandidos a los que llaman coyotes, o morir de sed en los desiertos antes de que los detenga la policía fronteriza, a la que alguien bautizó con otro nombre tremendo, La Migra.

Alguien vio ese tren interminable rugiendo una noche, con su esperanza incierta de vidas mejores y su amenaza de infortunio y destrucción, y encontró un nombre preciso, de repente definitivo: alguien que es uno de los inventores anónimos de la poesía del idioma, la que todavía lleva a que las palabras nombren e iluminen las cosas, el antídoto más eficaz contra los eufemismos. Llamar al pan pan, y al vino vino: no hay tarea más imperiosa para cualquiera que use con honradez el idioma. A veces al pan se le llama pan llamando a un tren La Bestia.